El último Informe publicado por el FMI sobre estimaciones de crecimiento mundial que tanto alboroto mediático generó en el pasado 10 de Octubre aunque las cifras son un poco desesperanzadoras para el ciudadano de a pie ya que mantiene unas hipotesis de crecimiento bastante a largo plazo, pero en el mundo financiero y teniendo un conocimiento más detallado de la situación son tachadas casi de optimistas
Por un lado presuponen que Estados Unidos salva su fiscal Cliff o techo de gasto de forma poco dolorosa y que el oasis europeo de las últimas semanas se mantiene en el tiempo . El riesgo, por tanto, de sus predicciones es, de nuevo, a la baja. Sea como fuere, y puesto que el organismo falla más en sus pronósticos que una escopeta de feria.
En cualquier caso si se cumplen las previsiones del FMI, España no recuperará el nivel de crecimiento anterior de la crisis hasta 2018. Junto con España otros cuatro países de la moneda única, no recuperarán al menos hasta 2018 el nivel de actividad económica que tenían antes de la crisis.
Esos cinco países son España, Italia, Portugal, Grecia y Eslovenia, pero también han perdido casi una década Irlanda, Chipre y Estonia, lo que da casi un pleno de los países periféricos del euro.
La verdad es que después de los años transcurridos, pensad en otros 5 años para colocarnos en el mismo nivel de PIB que antes del comienzo de la crisis en 2.007 no deja de parecer un disparate, aunque recuerdo que cuando nos encontrábamos en 2.008 nadie podía imaginar que España pasaría de un 40 % de deuda sobre el PIB a casi un 90 % del que hablamos para 2.013, nadie se imaginaba que pasaramos de un paro de un 8 % a un 25 % actual, naide podía pensar que pasaríamos de 45 entidades financieras a poco más de 15 actuales y bajando, ect…ect..ect…
Por ello lo que más me preocupa y después de escuchar a varios compañeros del mundo financiero que no tenían de este informe de que le parecía muy positivo son algunos analisis que estan apareciendo donde ponen en tela de juicio las estimaciones realizadas por el FMI y ¿cómo es posible que se tachen de optimistas una previsión de 10 años pérdidos para una economía ?
De acuerdo con el FMI, la mayoría de los gobiernos estiman que el efecto multiplicador del gasto público es del 0’5, es decir: que por cada euro en que se reduce el gasto público, el PIB lo hace en 50 céntimos en el plazo de dos años. Sin embargo, desde que comenzó la llamada Gran Recesión -la actual coyuntura- sus estudios prueban que el multiplicador se ha situado entre 0’9 y 1’7, si nos atenemos a lo acontecido en los 28 estados en los que se han aplicado estas políticas y que han sido objeto de su severo escrutinio. Una cifra consistente con las tesis de algunos economistas que venían afirmando que, en un entorno de bajo crecimiento económico, precio elevado de las materias primas, escasa eficacia de una política monetaria que no consigue que el dinero circule y ajuste fiscal simultáneo en muchas naciones, el múltiplo debía situarse necesariamente por encima de 1 (FT Alphaville, Austerity Multiplier FAil!, 09-10-2012 y It´s Austerity Multiplier Failure, 09-10-2012 que cuestiona que ese 0’5 sea la ratio que se esté realmente usando).
Algunas instituciones en estudios efectuados explican y justifican cómo el multiplicador transitaba más cerca del 1 que del 0’5 salvo en los países del Sur de Europa en los que se disparaba a un peligroso 2. Y añadía nuevas razones que justificaban el error de cálculo inicial, entre otras: la ausencia de políticas cambiarias al menos en la Eurozona, el proceso de desapalancamiento como contrapeso a la acción de los bancos centrales o la pérdida de renta de ahorradores y trabajadores.
¿ Dónde nos llevan las políticas de austeridad ?
Si el efecto de los planes de austeridad que hay encima de la mesa no sólo van atener un efecto negativo sobre la economía tal y como todos sabemos, sino que este como consecuencia de la situación actual se ha multiplicado casi al doble en aquellos países con menos problemas y por cuatro en países donde los efectos de la crisis más se están dejando notar no es descabellado pensar que esta estrategia sea calificada de suicida (The Telegraph, Multiplyiong Europe´s Fiscal Suicide, 03-10-2012).
Los resultados de estas políticas ya se han dejado notar en España dónde los déficit han promediado casi el 10% anual sobre PIB y, por tanto, son muy superiores al déficit primario, lo que demuestra la zozobra de las cuentas públicas en España. De hecho, España cada año necesita que le presten más dinero, unos 20.000 millones de euros anuales, y subiendo, pero esta cifra es neta. Si calculamos las necesidades brutas anuales, es decir vencimientos deuda más nuevas necesidades, son superiores a los 200.000 millones de euros.
Pero hablar de déficit en términos de PIB minimiza mucho el problema. En realidad, las Administraciones Públicas del estado gastan entre el 25% y el 30% más de lo que ingresan, o unos 100.000 millones de euros anuales.
¿Qué ocurriría si en Grecia, Portugal o España se aplicasen medidas expansivas estos años?
Pues aunque seguramente no caerían tanto los ingresos por recaudación, un mayor gasto del estado supondría que los déficit públicos de estos países superasen el -10%, incluso el -15% sobre PIB, cifras sin parangón en el mundo desarrollado o en desarrollo.
El que defiende que la única política posible hoy en día es aumentar el gasto para actuar de palanca contracíclica ante la recesión actual, debería explicarnos quién financiaría en este escenario a España con unos 30.000 millones de euros netos anuales o más de 200.000 millones brutos de necesidades de financiación para mantener nuestro gasto desbocado.
Si nos comparamos con Italia, veremos cómo Italia tiene un 30% más de deuda pública sobre PIB que España, pero como en Italia llevan más de 10 años sin aumentarlo y tienen incluso un superávit primario superior al 1,5%. Por tanto, Italia tiene equilibradas sus cuentas, España ni lo ha intentado. Alemania tiene un 1% de superávit primario.
Pero la euro zona se mueve sobre estructuras muy frágiles. Francia tiene un déficit primario cercano al 2% sobre el PIB, pero con una deuda cercana al 90% del PIB y su economía cayendo en picado.
¿Qué pueden hacer los países periféricos europeos si la austeridad actual está hundiendo a la economía del país y una política fiscal expansiva provocaría una explosión del país al no tener financiador?
Las opciones son muy pocas y cada menos menos porque, insisto, austeridad no supone aplicar el fuego a discreción sino exactamente todo lo contrario: saber los ingresos medios del ciclo que puede tener España y adecuar su modelo de estado, sus prestaciones y servicios públicos y su estructura financiera a esa realidad que es la que define la sostenibilidad. O jugamos a la supervivencia o jugamos al hundimiento. Pero que nos hundan diciendo que es por nuestra supervivencia, como que no, ¿no les parece?
Y si esto no es así, lamento decir que solo queda una opción que pienso que tarde o temprano veremos ya que esta clase política solo mira a las urnas retirando su mirada deliberadamente de la situación económica real de la calle. Puede tardar dos meses, un año o tres años, pero no hay otra salida que decirle a nuestros acreedores que el país no puede asumir el volumen de deuda actual y sentarnos a negociar “una quita” de la deuda. Es el caso de Portugal, obviamente de Grecia, Irlanda y España. Y si continuamos dos años más así, entonces deberán hacerlo también, Italia, Francia y Bélgica, ya que la política actual de crear deuda europea para tapar más deuda está acelerando el endeudamiento de toda la euro zona.