Cuenta la leyenda en Washington que un veterano economista del FMI cuando llegaba a los países sólo pedía los datos de balanza comercial. Sus exportaciones caen detectaba un problema de competitividad y recomendaba devaluar. Cuando las importaciones caen tienen un problema de debilidad de demanda y necesitan una política fiscal expansiva. El mundo se ha complicado mucho pero sigue siendo una buena forma de seguir la coyuntura por áreas.
En el World Trade Monitor de septiembre que estima el think tank holandés CBP, las importaciones mundiales estuvieron estancadas en septiembre y llevan estancadas desde el mes de julio. Por lo tanto la demanda mundial se ha parado. Los países desarrollados registran caídas, o sea recesión, y en emergentes ha resurgido Asia por los estímulos monetarios y fiscales en China que compensa la caída de las economías avanzadas.
Destaca el desplome de las importaciones europeas en septiembre. Aunque es un solo mes los pedidos industriales anticipan mayores caídas en el futuro. A la debilidad del consumo se une un ciclo de inventarios tras los buenos datos del verano que han demostrado ser una ilusión y las empresas industriales han parado bruscamente su producción.
La Eurozona arrastra a la Europa del Este pero sorprende negativamente la fuerte caída de demanda en América Latina en septiembre. Brasil comienza a dar señales de debilidad con 5 trimestres consecutivos de caídas en la inversión empresarial y los estímulos fiscales y monetarios no consiguen reactivar al enfermo que supone un tercio del PIB del área.
EEUU tiene sus importaciones estancadas desde el verano pero sus exportaciones han subido con fuerza en septiembre. Y paradojas de la vida en Japón ocurre lo contrario, sus exportaciones se han desplomado pero sus importaciones crecen con fuerza por los estímulos aprobados por el Gobierno y el Banco de Japón.
El avión de la economía mundial se mantiene al ralentí pero el motor europeo está poniendo en riesgo una nueva recesión mundial. Tanto Merkel como Draghi y ahora también Rajoy nos dicen que lo peor ya ha pasado y que estamos viendo la luz al final del túnel. Este economista observador sigue viendo datos cada vez más preocupantes y sigue pensando que la luz al final del túnel es otro tren que viene a arrollarnos.
Por eso pido un cambio de la política económica europea, especialmente suavizar los ajustes fiscales de los países que estamos en depresión y aprobar estímulos en Alemania, Finlandia, Holanda y Austria que tienen margen para hacerlo. Seguiremos mirando los datos mensuales de comercio mundial y veremos como acaba esta historia.
Como me enseñaba uno de mis maestros “la realidad es como un grifo que gotea. Al principio mancha el fregadero pero acaba perforando el acero inoxidable”.